A lo largo de la historia, los guetos judíos separaron a los "distintos" conservando, asimismo, su potencial económico en el corazón de la ciudad. Hoy, los hiperguetos marginales tienen su organización interna, se urbanizan sin arquitectos y parecen definitivos. Con este análisis, una entrevista al sociólogo Loïc Wacquant y su mirada sobre el fenómeno de la segregación urbana.
En la Villa 31 de Buenos Aires no hay arquitectos pero los vecinos construyen casas de hasta seis pisos por las suyas. Rigen normas de organización que regulan la compra y venta de propiedades, la seguridad interna, los lazos sociales, y que la convierten en una comunidad de puertas cerradas, lo que hoy muchos sociólogos llaman "gueto". Pero un gueto no se constituye tan sólo por voluntad de quienes allí viven sino también de quienes los estigmatizan, los desprecian, marginan y también temen. En el gueto no se entra, de allí "salen los peligros" hacia la sociedad abierta.
Esta es una punta de la sociedad, la otra es el recinto donde se ubican quienes eligieron vivir en countries y barrios cerrados. La sociedad parece tender hacia un modelo donde sólo quedan extremos. En estas coordenadas divisorias se sitúa el sociólogo polaco Zygmunt Bauman al afirmar: "Cuando comenzó la modernidad, los problemas en la metrópoli causados por esos seres redundantes -el desempleado, el inválido, el alcohólico, el delincuente, la puta vieja, la mujer sola, el loco, el desviado político- se resolvían de modo global: la basura humana se enviaba a colonias. El hispano muerto de hambre hacía la América; el presidiario galés era desterrado a Australia. Hoy la metrópoli debe crear, por un lado, el Estado de bienestar para aminorar el problema y, por otro, los peores barrios para acumular allí a los sobrantes de la modernidad, lejos de su vista. Antes, cuando había empleos fijos, esos barrios sólo eran una estación de paso hacia un mejor destino; hoy los hiperguetos urbanos son ya definitivos."
En Latinoamerica la categoría gueto se puede aplicar a las villas miseria, a las favelas a las barriadas marginadas donde se constituyen con las características de las que habló el sociólogo francés Loïc Wacquant en su reciente visita a Buenos Aires y en su libro Los condenados de la ciudad.
Esta es una punta de la sociedad, la otra es el recinto donde se ubican quienes eligieron vivir en countries y barrios cerrados. La sociedad parece tender hacia un modelo donde sólo quedan extremos. En estas coordenadas divisorias se sitúa el sociólogo polaco Zygmunt Bauman al afirmar: "Cuando comenzó la modernidad, los problemas en la metrópoli causados por esos seres redundantes -el desempleado, el inválido, el alcohólico, el delincuente, la puta vieja, la mujer sola, el loco, el desviado político- se resolvían de modo global: la basura humana se enviaba a colonias. El hispano muerto de hambre hacía la América; el presidiario galés era desterrado a Australia. Hoy la metrópoli debe crear, por un lado, el Estado de bienestar para aminorar el problema y, por otro, los peores barrios para acumular allí a los sobrantes de la modernidad, lejos de su vista. Antes, cuando había empleos fijos, esos barrios sólo eran una estación de paso hacia un mejor destino; hoy los hiperguetos urbanos son ya definitivos."
En Latinoamerica la categoría gueto se puede aplicar a las villas miseria, a las favelas a las barriadas marginadas donde se constituyen con las características de las que habló el sociólogo francés Loïc Wacquant en su reciente visita a Buenos Aires y en su libro Los condenados de la ciudad.
El origen del gueto
La idea de gueto surge cuando se delimitaba parte de una ciudad donde se obligaba a residir a los judíos. Por extensión, ese término se aplicó a cualquier parte habitada mayoritaria o exclusivamente por judíos. Pero del mismo modo en que la intolerancia cristiana generó esta demarcación espacial, las comunidades judías quisieron mantener su unidad y exclusividad. El primer gueto conocido fue el de Venecia de 1516. Entonces el príncipe aceptaba la presencia de los judíos dado que ellos aportaban los servicios financieros, los impuestos, el comercio de larga distancia, el comercio de bienes militares y el comercio de bienes de lujo. Nadie quiere que se vayan, quieren tenerlos. Pero al mismo tiempo surge la creencia de que el contacto, sobre todo el íntimo, con los judíos provocaba sífilis. Era una herejía. El papa Pablo IV creó el gueto de Roma en el año 1555 y otros tales fueron creados en la mayoría de los países de Europa durante los tres siglos siguientes. Estos guetos solían estar amurallados y se los cerraba totalmente por la noche. Muchas veces los judíos estaban obligados a llevar una identificación visible al salir del gueto. La Revolución Francesa y los movimientos liberales del siglo XIX terminaron con los últimos guetos. Sólo quedaba el de Roma que en 1870 fue abolido por el rey Víctor Manuel II. Pero durante la Segunda Guerra Mundial Adolf Hitler los instauró nuevamente en los países ocupados como parte de su plan de aniquilación de los judios. El más conocido fue el de Varsovia. De modo que hay que tener al grupo en la ciudad pero a distancia. "El gueto es, por lo tanto, esa configuración particular que hace que se reserve un sector en el cual todo el grupo está obligado a vivir allí dentro de ese barrio. Se sale del lugar para ofrecer sus servicios económicos pero cuando terminó, al final del día, vuelve a su barrio que está cerrado por un muro. El gueto de Venecia está cerrado por un muro y es patrullado por la policía de día y de noche, todas las ventanas y las paredes están tapadas, sólo se puede mirar para adentro", explica Wacquant en una entrevista reciente con Clarín.
El sociólogo francés que enseña en la universidad de Berkeley realiza su planteo a partir de dos experiencias históricas y regionales determinantes. La primera se relaciona con el ejército de reserva que constituyó la población negra de los Estados Unidos a principios de siglo XX cuando la Primera Guerra Mundial generaba un boom económico a partir de la producción de material bélico. Entonces no había mano de obra barata y así llegaban los negros desde el sur para trabajar en las grandes fábricas y constituían sus refugios en las afueras de las grandes ciudades. "Los sesenta marcan el momento en que hay una transformación múltiple -detalla Wacquant-: transformación de la economía donde se pasa de una economía industrial que requiere una mano de obra poco calificada y que por lo tanto necesita la mano de obra negra, a una economía postindustrial, de servicios, dualizada, donde se necesitan personas poco calificadas pero también otras muy calificadas. La mano de obra negra que fue llevada al gueto para servir de reservorio de proletarios es obsoleta. Ya no se la necesita más."
Por otro lado, en la banlieue parisina, en los suburbios, en los noventa, los barrios obreros se empobrecieron debido a la desindustrialización que aumentó la desocupación y, simultáneamente, el empleo precario, el empleo inestable. Al mismo tiempo los inmigrantes que llegaban de Africa del Norte se instalaron en grandes complejos de las afueras de París que se encontraban en una situación precaria y decadente. Habían sido construidos en los sesenta y treinta años después no estaban en condiciones de recibir gente. Así surgen los guetos de la banlieue francesa o periferia urbana. Al igual que en otras ciudades de Europa -indica Wacquant- estos barrios están cada vez más mezclados, no cada vez más homogéneos, sino étnicamente más heterogéneos. Si treinta años atrás, había diez nacionalidades, hace veinte años había veinte nacionalidades, en la actualidad hay treinta. Segunda característica: un gueto contiene a todos los miembros del grupo guetizado, sean ricos o pobres. "O sea que la barrera o la frontera que separa al gueto no es porosa. En cambio -explica Wacquant-, lo que caracteriza a la banlieue francesa o la periferia urbana del resto de Europa es que en cuanto las familias de inmigrantes tienen éxito, en la escuela, o por la empresa, y que tienen dinero salen del barrio, inmediatamente. Y por supuesto dejan atrás solamente a las pobres. Cuando se observa esos barrios se tiene una ilusión óptica. Da la impresión de que se ven muchas personas provenientes de Africa del Norte o de Africa y se piensa: los africanos o los argelinos son todos pobres. Pero se olvida que los que tuvieron éxito se fueron porque justamente no es un gueto. Si estuvieran en el gueto por supuesto que estarían todos. Y la tercera característica es que es un gueto que tiene una densidad a nivel organización cada vez más fuerte."
Pero el sociólogo explica que experiencias como esta pueden derivar en la categoría de antigueto cuando desaparecen todas las organizaciones. En este caso fue así con la disolución de las asociaciones de jóvenes, de clase, ligadas a la fuerza de la clase obrera, al partido comunista, al sindicato, etc.
Para Wacquant un gueto es un crisol para formar una identidad colectiva, para dar una voz al grupo y permitirle gritar en el espacio público con una sola voz. "En cambio lo que caracteriza las banlieues hoy es lo contrario, porque están cada vez más mezcladas, porque los que tienen éxito se van, no hay identidad colectiva y no hay voz colectiva. Y por lo tanto hay una gran debilidad política."
La idea de gueto surge cuando se delimitaba parte de una ciudad donde se obligaba a residir a los judíos. Por extensión, ese término se aplicó a cualquier parte habitada mayoritaria o exclusivamente por judíos. Pero del mismo modo en que la intolerancia cristiana generó esta demarcación espacial, las comunidades judías quisieron mantener su unidad y exclusividad. El primer gueto conocido fue el de Venecia de 1516. Entonces el príncipe aceptaba la presencia de los judíos dado que ellos aportaban los servicios financieros, los impuestos, el comercio de larga distancia, el comercio de bienes militares y el comercio de bienes de lujo. Nadie quiere que se vayan, quieren tenerlos. Pero al mismo tiempo surge la creencia de que el contacto, sobre todo el íntimo, con los judíos provocaba sífilis. Era una herejía. El papa Pablo IV creó el gueto de Roma en el año 1555 y otros tales fueron creados en la mayoría de los países de Europa durante los tres siglos siguientes. Estos guetos solían estar amurallados y se los cerraba totalmente por la noche. Muchas veces los judíos estaban obligados a llevar una identificación visible al salir del gueto. La Revolución Francesa y los movimientos liberales del siglo XIX terminaron con los últimos guetos. Sólo quedaba el de Roma que en 1870 fue abolido por el rey Víctor Manuel II. Pero durante la Segunda Guerra Mundial Adolf Hitler los instauró nuevamente en los países ocupados como parte de su plan de aniquilación de los judios. El más conocido fue el de Varsovia. De modo que hay que tener al grupo en la ciudad pero a distancia. "El gueto es, por lo tanto, esa configuración particular que hace que se reserve un sector en el cual todo el grupo está obligado a vivir allí dentro de ese barrio. Se sale del lugar para ofrecer sus servicios económicos pero cuando terminó, al final del día, vuelve a su barrio que está cerrado por un muro. El gueto de Venecia está cerrado por un muro y es patrullado por la policía de día y de noche, todas las ventanas y las paredes están tapadas, sólo se puede mirar para adentro", explica Wacquant en una entrevista reciente con Clarín.
El sociólogo francés que enseña en la universidad de Berkeley realiza su planteo a partir de dos experiencias históricas y regionales determinantes. La primera se relaciona con el ejército de reserva que constituyó la población negra de los Estados Unidos a principios de siglo XX cuando la Primera Guerra Mundial generaba un boom económico a partir de la producción de material bélico. Entonces no había mano de obra barata y así llegaban los negros desde el sur para trabajar en las grandes fábricas y constituían sus refugios en las afueras de las grandes ciudades. "Los sesenta marcan el momento en que hay una transformación múltiple -detalla Wacquant-: transformación de la economía donde se pasa de una economía industrial que requiere una mano de obra poco calificada y que por lo tanto necesita la mano de obra negra, a una economía postindustrial, de servicios, dualizada, donde se necesitan personas poco calificadas pero también otras muy calificadas. La mano de obra negra que fue llevada al gueto para servir de reservorio de proletarios es obsoleta. Ya no se la necesita más."
Por otro lado, en la banlieue parisina, en los suburbios, en los noventa, los barrios obreros se empobrecieron debido a la desindustrialización que aumentó la desocupación y, simultáneamente, el empleo precario, el empleo inestable. Al mismo tiempo los inmigrantes que llegaban de Africa del Norte se instalaron en grandes complejos de las afueras de París que se encontraban en una situación precaria y decadente. Habían sido construidos en los sesenta y treinta años después no estaban en condiciones de recibir gente. Así surgen los guetos de la banlieue francesa o periferia urbana. Al igual que en otras ciudades de Europa -indica Wacquant- estos barrios están cada vez más mezclados, no cada vez más homogéneos, sino étnicamente más heterogéneos. Si treinta años atrás, había diez nacionalidades, hace veinte años había veinte nacionalidades, en la actualidad hay treinta. Segunda característica: un gueto contiene a todos los miembros del grupo guetizado, sean ricos o pobres. "O sea que la barrera o la frontera que separa al gueto no es porosa. En cambio -explica Wacquant-, lo que caracteriza a la banlieue francesa o la periferia urbana del resto de Europa es que en cuanto las familias de inmigrantes tienen éxito, en la escuela, o por la empresa, y que tienen dinero salen del barrio, inmediatamente. Y por supuesto dejan atrás solamente a las pobres. Cuando se observa esos barrios se tiene una ilusión óptica. Da la impresión de que se ven muchas personas provenientes de Africa del Norte o de Africa y se piensa: los africanos o los argelinos son todos pobres. Pero se olvida que los que tuvieron éxito se fueron porque justamente no es un gueto. Si estuvieran en el gueto por supuesto que estarían todos. Y la tercera característica es que es un gueto que tiene una densidad a nivel organización cada vez más fuerte."
Pero el sociólogo explica que experiencias como esta pueden derivar en la categoría de antigueto cuando desaparecen todas las organizaciones. En este caso fue así con la disolución de las asociaciones de jóvenes, de clase, ligadas a la fuerza de la clase obrera, al partido comunista, al sindicato, etc.
Para Wacquant un gueto es un crisol para formar una identidad colectiva, para dar una voz al grupo y permitirle gritar en el espacio público con una sola voz. "En cambio lo que caracteriza las banlieues hoy es lo contrario, porque están cada vez más mezcladas, porque los que tienen éxito se van, no hay identidad colectiva y no hay voz colectiva. Y por lo tanto hay una gran debilidad política."
Villas y favelas
En Buenos Aires el crecimiento de las villas miseria continúa. En la Ciudad de Buenos Aires viven unas 150 mil personas en estos barrios pauperizados. Desde 2001 hasta el presente surgieron 24 villas nuevas, según indica un informe de la Defensoría de la Ciudad. El fenómeno se agrava cuando se suman los habitantes de las casi 1.000 villas de la provincia de Buenos Aires: en total, más de dos millones de personas viven en condiciones de precariedad absoluta según el Programa de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Urbanos. El fenómeno continúa en los cordones que rodean a Córdoba y Santa Fe. En el otro extremo, la guetificación se sofistica. Al boom de los 90 de countries y barrios cerrados se sumaron los clubes de campo, chacras y pueblos cerrados que diversificaron las calidades de vida y elevaron el número de habitantes a más de 300 mil de clase alta y media alta.En países como Brasil, el panorama es similar o peor. Sobre el cielo de San Pablo vuelan diariamente entre 500 y 1.000 helicópteros particulares que transportan a empresarios, industriales y comerciantes desde los barrios cerrados hacia el centro de la ciudad. No quieren caminar un terreno en el que cada año se producen unos cien mil homicidios. San Pablo es la ciudad que exhibe sin metáforas la "guetización" de la población. Es una ciudad que los muros han dividido y que han ubicado a las favelas en un rincón y a los barrios más elegantes en una periferia delimitada y ultraprotegida. "El miedo llega como un ingrediente que justifica una nueva manera de segregar. Los ricos se segregan a sí mismos. Lo interesante es ver por qué en el momento en que, de alguna manera, se democratiza esa sociedad, las elites, que no consiguen seguir dominando para sí mismas el centro de la ciudad donde vivían antes, crean otras maneras de segregarse y de mostrar su prestigio. Estos son los espacios más antidemocráticos que hay y se crean en los momentos de apertura democrática", explica la antropóloga brasileña Teresa Caldeira. Sin embargo para Wacquant aquí es necesario detenerse y hacer una distinción: "La clase alta, es cierto, se separa, pero es un movimiento voluntario en tanto que la 'guetización' es infligida a un grupo. Los judíos no eligen vivir en el gueto y se ven obligados a vivir allí, los negros no deciden vivir en el gueto, los obligan, mientras que el autoencierro, o el autoaislamiento, por así decirlo es voluntario, electivo, es decir: si yo quiero vivir en mi barrio rico lo hago, si quiero irme de mi barrio, lo dejo. Es un movimiento que permite acrecentar la riqueza y que permite tener, acumular un capital simbólico positivo. El prestigio. Los barrios más prestigiosos en todas las ciudades del mundo son los barrios de la clase dominante, e incluso las fracciones más ricas de la clase dominante. Mientras que un gueto es un lugar estigmatizado", explica Wacquant.
El gueto es una ciudad en la ciudad, dice Wacquant. Un lugar donde se reproduce, de modos peculiares, la institucionalidad, las organizaciones que cumplen funciones sociales y políticas y también burocráticas. En algunos casos históricos como el de Venecia o el de los negros en Chicago el gueto fundía clases. En las villas y favelas latinoamericanas reúne pobres que nunca dejarán de serlo.
El gueto es una ciudad en la ciudad, dice Wacquant. Un lugar donde se reproduce, de modos peculiares, la institucionalidad, las organizaciones que cumplen funciones sociales y políticas y también burocráticas. En algunos casos históricos como el de Venecia o el de los negros en Chicago el gueto fundía clases. En las villas y favelas latinoamericanas reúne pobres que nunca dejarán de serlo.
Héctor Pavón